Las baterías serían las principales sospechosas de la desaparición del submarino ARA San Juan.

A 9 días de la desaparición del ARA San Juan, la Armada Argentina realiza los esfuerzos de búsqueda y rescate del submarino clase TR-1700 junto a una coalición de naciones que aportan medios aéreos, de superficie y submarinos pero aun sin novedades. La fuerza recibió evidencia sobre una posible explosión en el buque de varias fuentes, incluido el análisis de la última comunicación realizada desde el ARA San Juan a su comando. Según declaraciones del embajador argentino en Austria, Rafael Grossi, la Armada solicito hace una semana a la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO) el análisis de la información hidroacústica captada por los sensores del sistema de monitoreo internacional (IMS) en el Atlántico Sur y el Mar Argentino. Estos dispositivos, como parte de una red de detección de posibles detonaciones nucleares, detectan explosiones y eventos sismológicos en todo el mundo. 

Luego de varios días de análisis de esa información en crudo, la CTBTO informo la identificación de un evento mayor y varios rumores aparentemente relacionados de parte de cuatro sensores del sistema IMS. Tres de estos sensores se encuentran en la isla Ascension en el Océano Atlántico y otro en el archipiélago Crozet, al sur del Océano Indico. Estos sofisticados equipos, mediante la triangulación de estos rumores captados pudieron determinar el origen de este rumor. La Armada habría concluido que corresponde a una explosión, tal explosión podría y probablemente correspondería a un evento sucedido en el submarino ARA San Juan ya que guarda directa relación con la derrota del buque, algunas pocas horas luego de la última comunicación realizada e interrumpida desde la nave. Esta declaración pública echo por tierra los ánimos y esperanzas de familiares, camaradas y amigos de los 44 tripulantes del ARA San Juan. Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de que la tripulación o al menos una parte de ella pueda contar con un suministro de oxígeno suficiente como para sobrevivir a 9 días desde la última vez que estuvo en contacto con o en superficie.

La coalición internacional de búsqueda y rescate continúa realizando las patrullas con miras de detectar al submarino desaparecido y con los trabajos de armado de los equipos de salvataje submarino de los 44 tripulantes. Incluso ante la zarpada de los buques con los equipos de rescate submarino, se plantea el abastecimiento aéreo sobre la zona para así maximizar el tiempo y las capacidades frente al cada vez más reducido suministro de oxígeno probable. Distintas teorías apuntan a una explosión o incendio de los bancos de baterías del submarino, las mismas fueron recicladas durante los trabajos de reparación de media vida (RMV) que se realizaron al ARA San Juan en el Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires entre el año 2007 y 2014. Estos trabajos aplicados a la totalidad del buque entre los que se destaca la maniobra de corte del casco resistente para el trabajo en baterias y propulsion, revisarían los componentes mayores y una vez satisfactorios respaldan la capacidad de la nave para continuar operando hasta 30 años más. Sin embargo, vale aclarar que cada 10 años el casco debe ser cortado para la revisión, recorrida o reemplazo de los 960 elementos de baterías que conforman el banco de baterías de la nave, ubicados a proa y popa del submarino.

Las baterías siempre han sido un problema para los submarinos diésel-eléctricos, estos complejos contenedores químicos tienen una muy limitada vida útil para su operación segura. Una vez superadas ciertas condiciones, las distintas fallas y perdidas producto de la falla de estos químicos pueden tener consecuencias gravísimas para el submarino, posiblemente de destrucción total.  Desde el despliegue masivo de esta tecnologia tambien asi se han manifestado incidentes y accidentes con los mismos en todo el mundo. Se eligió la renovación parcial de las baterías del submarino, manteniendo su vaso contenedor original. Este vaso seria revisado y recorrido si correspondiera a partir de la capacitación realizada por la empresa Hawker al personal técnico del CINAR. Las placas y componentes químicos no fueron reciclados sino totalmente renovados. Vale destacar que durante esta RMV, distintas investigaciones e informes denunciaron el robo de componentes valiosos de las baterías los cuales luego han tenido que ser oportunamente reemplazados. Se han visto tambien expresiones sobre la validez del estado operacional del buque y aparentemente la falta de trabajos en el mismo fuera de un plazo de 18 meses de finalizados los trabajos de RMV como lo habria requerido.

Algunos expertos analizan la posibilidad de que un rumbo dentro del casco o en el sistema de admisión del snorkel del buque hubiera ingresado agua de mar que en contacto con las conexiones eléctricas del sistema de baterías podría haber provocado un incendio, lo que de haber tenido también la emisión de hidrogeno desde las mismas habría sido una combinación catastrófica para el ARA San Juan. Francisco Kawa, especialista en armas navales consultado por Zona Militar, descartó la posibilidad de que si hubiera habido una explosión de las baterías, estas pudieran hacer detonar los torpedos del buque. Las características de las cabezas de combate de los torpedos SST-4 se lo impedirían y el ARA San Juan solo habría zarpado con torpedos de ejercitación a bordo. Algunas versiones extraoficiales circularon la versión del hundimiento del S-42 a manos de un submarino o buque militar extranjero, sin embargo el embajador Grossi y la Armada Argentina se han encargado de descartar o reconocer ínfimas posibilidades de que esto fuera cierto. Sin embargo, la confirmación de estas teorías dependerá del hallazgo de la nave y su tripulación o tal vez lamentablemente el análisis de los restos del naufragio. (Jesús.R.G.)

Fuente: https://www.zona-militar.com/

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